domingo, 9 de agosto de 2009

Subida a La Hoz por la calzada romana desde El Almiñé


Created with Admarket's flickrSLiDR. (06.08.08) Adelantamos la caminata porque la tarde amenazaba tormenta. Frío sí que hacía aunque finalmente no descargó. Arriba, en el páramo, las nubes se tocan con la mano. Me sorprendió el volumen de la ermita, aumentado más aún por los edificios adyacentes, sobre todo para guardar ganado. Piedras grandes de sal hay esparcidas por las inmediaciones, por lo visto para que las ovejas las chupen, necesidad que tienen, según explica Paulino. Nosotros sí que nos chupamos los dedos con las torrijas de Mariví. Los bocadillos nos los trajo Vita, que subió con el coche a buscarnos. Sus rodillas ya no estás para estos trotes. Desde el final de El Almiñé nos echamos al monte por la calzada romana. Bien conservada está y ancha es, con su mediana y sus cortes transversales para sacar el agua. Muy pino el remonte, donde abundan las encinas al principio. A mitad camino la montaña rocosa abre su barriga para enseñar un corral de piedra derruido. Más arriba, donde la vía se va haciendo murallón por la izquierda para salvar el pronunciado desnivel, nos sentamos un rato y bebemos agua, cuando baja un grupito de caminantes. Las cagarrutas están por toda la ruta, llamada de la lana porque por aquí pasaban los arrieros de Castilla la Vieja camino del Cantábrico, que completamos en hora y cuarto. La niña es la primera en llegar. Y la mina de agua, un hallazgo. Una romería se celebra cada primer sábado de julio.

2 comentarios:

Berta dijo...

¿Es Irene la de la foto?. Si es así está enorme,no? y muy guapa.

Jaja y no soy Celestina.

Muacs...sigo leyendo

Manuel Fraga Carou dijo...

Así es, Berta. Veo esto 14 años después. Pero estamos vivos. Besos