jueves, 17 de agosto de 2023

El banco de la ermita



Sentado en el banco de la ermita hay un tipo grande de rostro afable. Es Jesús, que vive en Irún, pero “es” nacido en Valhermosa, como dice la gente de aquí. Cuando se jubiló se echó un mes al Camino de Santiago, y tanto le gustó, que repitió. El sol bendice la mañana en la calle de Santa Bárbara. El calor apretará más tarde. Paulino coge el dalle para ir al cementerio y limpiarlo de hierbajos. La necrópolis se reduce a un paramento de nichos, donde se muestra una veintena de nombres propios. Son personas que vivieron muchos años, pero también pocos, como Encarni o Benito. No hay flores para agasajarlos por la escasez de agua. El vivo recuerdo de los vivos mantiene viva su memoria. Todos son familia.

El banco de la ermita es verde y tiene sombra hasta mediodía. El reloj de la casa de enfrente da las horas y las repite. El tiempo se escapa y se detiene. En este espacio del final del pueblo, antes del monte, se improvisan tertulias cada tarde. Marines, Pacita y Mariví son las anfitrionas. Estos días se les unen Gelito y Amaya de Hoz, Marisa de Arroyo o Bego, que acaba de llegar de Santurce. Refresca y las conversaciones se cruzan. Es un habitar alejado del vértigo urbano.

La gama beis ilumina las casas e iglesias del Valle de Valdivielso. La emisora de Jokin, que cada verano organiza “Échale cuento” con múltiples actividades, se cuela en cocinas y salones. En estas fechas hay muchas criaturas menores que susurran como la brisa. Una de ellas es Mayi, dos añines, rubita y ojos como luceros. Los catorce pueblos que atraviesa el Ebro forman un paisaje único, que se abraza con la mirada si bajas desde La Mazorra. La ausencia de nieves y lluvias de los últimos años ha disminuido la producción de esta tierra fértil. ¡Qué ricas saben las vainas de Manolo, “el gallego”!

El hogar de Carlos -otrora de Leandro y Concha-, además de mucho amor, esconde joyas discográficas, libros difíciles de encontrar y guitarras acariciadas por unos dedos larguiruchos que han trenzado miles de acordes. En su morada también hay un piano, que toca Xsiaoyou en los pocos ratos libres, y su hermana Hsiaolieng cuando los visita. “Sayú”, como la llaman aquí -también “La chinita”-, es maestra de tapices, un arte que cultivó con “tenacidad y elegancia propiamente oriental”, según escribió en su día la profesora de pintura Roldán Valiente. “Exhuberancia cálida entre lunas lejanas y mediterráneos cegadores”, tal como afirma Luis de Horna, catedrático de la Universidad de Salamanca. Un pozo de sorpresas y generosidad es esta mujer venida del cielo. Y si de creatividad hablamos, un paseo por el río te descubre las sugerentes esculturas de Carlos Armiño, natural de Tartalés que reside en Cereceda.

Este domingo ha misado un joven cura coreano, Antonio Kim. En la homilía agradeció “el fresquito” del lugar y aplicó la eucaristía por Agustín y Benita, los padres de Sarito y abuelos de Chari. El momento de la paz fue muy afectuoso entre todos. Crescen llevó la voz cantante en “Una espiga dorada por el sol” con que finalizó la celebración. Y todavía visitaron el sencillo camposanto, adonde llevaron el ramo que había traído Yoli días antes. La vida es compartir.

Desde el banco de la ermita, que conserva la inscripción de Caja Ahorros Círculo Católico, se ven las coladas en los tendales, que se secan en un santiamén. Las furgonas de Torines, Jose y David suben y bajan… bajan y suben. La existencia rutinaria es una forma de felicidad. Desde el banco de la ermita, hago memoria de los míos, que ya son demasiados. Desde el banco de la ermita diviso la cumbre de la Tesla. Desde el banco de la ermita.

 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bonito será estar en ese banco de la ermita 👏