El banco de la ermita es verde y tiene sombra hasta
mediodía. El reloj de la casa de enfrente da las horas y las repite. El tiempo
se escapa y se detiene. En este espacio del final del pueblo, antes del monte,
se improvisan tertulias cada tarde. Marines, Pacita y Mariví son las
anfitrionas. Estos días se les unen Gelito y Amaya de Hoz, Marisa de Arroyo o
Bego, que acaba de llegar de Santurce. Refresca y las conversaciones se cruzan.
Es un habitar alejado del vértigo urbano.
La gama beis ilumina las casas e iglesias del Valle de
Valdivielso. La emisora de Jokin, que cada verano organiza “Échale cuento” con
múltiples actividades, se cuela en cocinas y salones. En estas fechas hay
muchas criaturas menores que susurran como la brisa. Una de ellas es Mayi, dos
añines, rubita y ojos como luceros. Los catorce pueblos que atraviesa el Ebro
forman un paisaje único, que se abraza con la mirada si bajas desde La Mazorra.
La ausencia de nieves y lluvias de los últimos años ha disminuido la producción
de esta tierra fértil. ¡Qué ricas saben las vainas de Manolo, “el gallego”!
El hogar de Carlos -otrora de Leandro y Concha-, además de
mucho amor, esconde joyas discográficas, libros difíciles de encontrar y
guitarras acariciadas por unos dedos larguiruchos que han trenzado miles de
acordes. En su morada también hay un piano, que toca Xsiaoyou en los pocos
ratos libres, y su hermana Hsiaolieng cuando los visita. “Sayú”, como la llaman
aquí -también “La chinita”-, es maestra de tapices, un arte que cultivó con
“tenacidad y elegancia propiamente oriental”, según escribió en su día la
profesora de pintura Roldán Valiente. “Exhuberancia cálida entre lunas lejanas
y mediterráneos cegadores”, tal como afirma Luis de Horna, catedrático de la
Universidad de Salamanca. Un pozo de sorpresas y generosidad es esta mujer
venida del cielo. Y si de creatividad hablamos, un paseo por el río te descubre
las sugerentes esculturas de Carlos Armiño, natural de Tartalés que reside en
Cereceda.
Este domingo ha misado un joven cura coreano, Antonio Kim.
En la homilía agradeció “el fresquito” del lugar y aplicó la eucaristía por
Agustín y Benita, los padres de Sarito y abuelos de Chari. El momento de la paz
fue muy afectuoso entre todos. Crescen llevó la voz cantante en “Una espiga
dorada por el sol” con que finalizó la celebración. Y todavía visitaron el
sencillo camposanto, adonde llevaron el ramo que había traído Yoli días antes.
La vida es compartir.
Desde el banco de la ermita, que conserva la inscripción de
Caja Ahorros Círculo Católico, se ven las coladas en los tendales, que se secan
en un santiamén. Las furgonas de Torines, Jose y David suben y bajan… bajan y
suben. La existencia rutinaria es una forma de felicidad. Desde el banco de la
ermita, hago memoria de los míos, que ya son demasiados. Desde el banco de la
ermita diviso la cumbre de la Tesla. Desde el banco de la ermita.
1 comentario:
Que bonito será estar en ese banco de la ermita 👏
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